jueves, mayo 07, 2009


Bienvenidos al blog Semiótica de la vida cotidiana de la maestra Magdalena Ávila Lara. Profesora de la FCPyS de la UNAM, Universidad La Salle Pachuca y del CECC Pedregal.
A través de este nuevo proyecto profesional, donde voy como mediadora itinerante dando difusión sobre tópicos de género, cultura y semiótica a comunidades marginadas, vulnerables y deseosas de que les den información sobre cualquier situación de la vida cotidiana.

Cómo les prometí, aquí tienen un material sobre la Industria del sexo. Después de esta lectura semiótica, les pido vayan a la liga de youtube y busquen me llaman calle, princesas de Mano Chao, para que tengan un material completo de esta reflexión. Este documento intenta dar una visión de género con las mujeres que vemos en la calle y que son vulnerables a un fenómeno social, la industria del sexo y la trata de personas. Les pongo el enlace para aquellos que están aprendiendo el uso de las nuevas tecnologías.


Explotación sexual y trata de personas.
Control de lectura realizado por
Ávila Lara Ma. Magdalena.
Coalition. Tercera Sesión de la conferencia
De las partes de la convención de Naciones Unidas
Contra la delincuencia transnacional organizada
Octubre 2006.
Y
Guía Redactada por Mónica O´Connor en el marco
de un proyecto Coordinado por la Coalición
Contra el Tráfico de Mujeres.

En esta lectura nos explica el problema social de la industria del sexo, donde existe una demanda masculina y un factor importante de hombres prostituidores como agentes importantes que operan la trata, el tráfico y la explotación de mujeres, niñas y niños. En este contexto, la información que ofrecen los materiales en el diplomado nos muestran un fenómeno fundamental, la demanda, la cual, a veces es tomada como pretexto como para llamar a la explotación, “trabajo sexual” o bien a argumentar que “ciertas” mujeres tienen derecho a “prostituirse” defendiendo con esto los intereses de la industria del sexo. La desigualdad de género, la globalización, la pobreza, el racismo, la migración y la falta de estabilidad económica de las mujeres son factores globales que crean condiciones necesarias para que éstas acaben siendo explotadas por la industria del sexo.
La mayoría de las víctimas de la trata son mujeres y niñas procedentes de países en vías de desarrollo o con economías de transición. Las múltiples formas de discriminación y la situación de desigualdad, hacen especialmente vulnerables a las mujeres y niñas, favoreciendo su entrada a la prostitución. [1]
En el contexto de este material nos ofrece una guía para la promoción de medidas preventivas para combatir la trata de seres humanos con fines de explotación sexual, con la cual ONGs como la Coalición contra el tráfico de mujeres (CATW) y El Lobby europeo de mujeres (LEM) desde 1988 han tenido una lucha activa al investigar y combatir la explotación sexual. En su lucha se ha logrado que en algunos países se adopte la legislación contra la trata como es el caso de Filipinas, Venezuela, México, Bangladesh, Japón, Suecia y EU.
La misión de estas ONGs y sus luchas es la de consolidar la igualdad entre hombres y mujeres, eliminando toda forma de discriminación, asegurando el respeto de sus derechos humanos y erradicar cualquier forma de violencia de género.
Los objetivos son la de sensibilizar sobre las causas originarias de la prostitución y de la trata de personas con fines de explotación sexual. Como una forma de combatir la trata y la prostitución se prevén acciones relativas a la condición de las mujeres en sus países de origen y medidas que favorezcan la igualdad entre hombres y mujeres como motor principal de los sistemas democráticos de esos Estados Nación.
Este fenómeno se percibe en todo el mundo, pero en los países de la comunidad Europea el fenómeno se ve con mayor frecuencias a través de los flujos migratorios, y con ello, se percibe también dentro de las causas, la condición de pobreza de los países expulsores de mujeres que no tienen oportunidades de formación y disponen de escasos ingresos y prestaciones sociales, con lo cual su vulnerabilidad es fehaciente para que caigan en las redes de prostitución. La pobreza crea y alimenta la trata, por lo que en el artículo se alienta a que se conozca esta situación que viven las mujeres como para que se conozcan los métodos que estos proxenetas utilizan para seducir y engañar a mujeres pobres que confían en ellos, y con eso, logran comercializarlas en el mercado del sexo.
Otra situación importante es la demanda, el que se trabaje en disminuir la demanda en los sectores de hombres que compran mujeres prostituidas como parte activa de la cadena de la trata, hará que la oferta también baje. En ese sentido, si la trata continúa, por consiguiente los derechos humanos de las mujeres prostituidas son vulnerados y la relación que existe entre la trata y la prostitución tiene que ver con una violencia contra las mujeres, niñas y niños, por lo que es necesario que los países se comprometan a protocolizar en el marco internacional, las sanciones contra proxenetas, explotadores y compradores. Situación que sigue en pie de lucha por ONGs comprometidas por los derechos humanos de las mujeres.
También en el caso de la legalización, tendríamos que preguntarnos lo siguiente; ¿Qué significado puede tener la legalización de la explotación sexual? Cuando se legaliza la prostitución y se despenaliza la industria del sexo, se legitima la explotación sexual. En este marco, el consumidor y cliente son formas simbólicas del abusador masculino, son autores de un delito ya que al prostituir y/o explotar está traficando con el cuerpo de otros seres como forma de ejercicio de poder.
El mercado del sexo se convierte en un sector clave del mercado mundial, ya que el incremento de mujeres explotadas[2] es enorme por que el comprador puede encontrar una oferta muy variada de niños, niñas, mujeres jóvenes o adultas, prostituidas o traficadas. Todas son víctimas de la industria legal o ilegal que operan en las calles, clubes, burdeles o lugares abiertos o cerrados, Shows, internet o SPAs. Al legalizar el sector sexual los “empresarios-propietarios” se convierten en dueños de las mujeres y de los espacios donde las comercializan. Ellos controlan el mercado y satisfacen la demanda, y además, se aseguran la rentabilidad al máximo de los beneficios. Son completamente insensibles ante la violencia ejercida contra sus víctimas. Sólo se preocupan de las medidas sanitarias ya que eso repercute en su negocio o en el suministro correcto de la mercancía.
La libre elección de las mujeres ante este fenómeno es un argumento engañoso, ya que el Estado legisla a favor del cliente y del operador como proxeneta o proveedor porque a través de la corrupción que opera en este negocio, se obtienen recursos para sostenerse en los grupos de poder, de esta manera, al discurso de la “libre elección” se le adjudica el calificativo de “Trabajo sexual” Cabe mencionar que este “trabajo” se rige bajo la incertidumbre y la explotación en ambientes de inseguridad y peligro constante de la vida de las víctimas.
En cuanto a los proveedores, pueden utilizar diversos métodos de engaño dependiendo del contexto nacional o internacional, el objetivo es el mismo, sacar provecho al máximo. En cambio para las víctimas, es devastador. Ya que viven en pleno siglo XX momentos de cautiverio y privación de sus garantías individuales.
Los cuerpos de las mujeres y niñas abastecen las más variadas situaciones sociales, económicas, políticos, culturales, raciales internos y/o personales, en todos los casos, convierten a las víctimas en presas fáciles de la industria del sexo. Los hombres compran cuerpos, vaginas, anos, bocas de mujeres y niñas para obtener placer sexual, utilizándolas como recipientes de una eyaculación y otra y otra y otra vez… la prostitución no es una forma de liberación sexual; es humillación; es tortura, es violación; es explotación sexual y así deberíamos conceptualizarla. Desde esta perspectiva los hombres que compran estos cuerpos son depredadores sexuales, auténticos violadores (Ekberg, 2002) Y ejercen violencia física y psicológica sobre mujeres, niñas y niños.

[1] Los estudios demuestran que las mujeres, niñas y niños que son explotados en la industria del sexo o que han sido traficados a otros países ajenos a su lugar de origen, han padecido privaciones económicas, sufrido de abuso sexual en su infancia, o bien son sobrevivientes de incesto, además de haber sido sometidas a través de agresión física. Las y los sin techo, las y los usuarios de los servicios sociales, o las y los drogodependientes, son fácilmente vulnerables a la prostitución.
[2] 80% de personas traficadas lo son con fines de explotación sexual. La mayoría son mujeres, niñas y niños (Naciones Unidas, 2003). Se estima que 120, 000 mujeres y niños son traficados anualmente hacia países de Europa Occidental, (Comisión Europea, 2001). El departamento de Estado Norteamericano considera que entre 600,000 y 800,000 personas son traficadas cada año dentro y a través de sus fronteras, de las cuales aproximadamente un 80% son mujeres y niñas y alrededor de un 50 % son menores de edad.(departamente de Estado de Estados Unidos, 2005).